jueves, 27 de octubre de 2011

Amy Winehouse murió por una dosis “fatal de alcohol en sangre”


Amy Winehouse murió “por accidente” tras consumir más de cinco veces la tasa de alcohol permitida para conducir en Reino Unido. Según determina también el informe de la juez Suzanne Greenaway, tras las tres semanas de abstinencia que llevaba Winehouse al momento de morir, el 23 de julio pasado, el exceso de alcohol acabó con su vida: “Había consumido suficiente alcohol, con 416 miligramos por decilitro (de sangre) y la consecuencia no deliberada de este nivel potencialmente fatal fue su repentina e inesperada muerte”.
 El mismo informe asegura que junto a su cadáver se encontraron tres botellas de vodka, “dos grandes y una pequeña”. La artista había estado recibiendo ayuda durante años para combatir su adicción al alcohol y tenía instrucciones muy precisas de no beber cuando finalizó en Londres un programa de rehabilitación. La investigación descarta la hipótesis del suicidio  y califica el desenlace como “muerte accidental”. El padre de Winehouse, Mitch, ha acudido esta mañana al tribunal de St Pancras corner para escuchar de primera mano el veredicto. Finalmente ha sido el alcohol la causa del fallecimiento, pese a las especulaciones iniciales sobre una posible sobredosis.

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