Poco a poco vamos conociendo más a fondo las vidas de nuestros artistas favoritos. Esta vez le ha tocado a Katy Perry que ha decidido contar uno de sus traumas de infancia.
La intérprete de 'Firework' tenía unos pechos demasiado grandes para su edad y sus compañeros en la secundaria la llamaban "portadora de rocas sobre los hombros"; ahora en cambio la llaman "sexy".
Pero a pesar de las críticas que recibía, la cantante asegura que siempre ha dado las gracias a Dios por regalarle las tetas grandes. Pues, gracias a eso, vende muchas portadas.
"Recuerdo muy bien que me arrodillaba frente a mi cama cuando tenía nueve años y oraba. Le pedía a Dios que me diera pechos que fueran tan grandes que no pudiese ver mis pies. Posiblemente me lo concedió", ha explicado Perry.
Pero la cantante ha crecido y se ha vuelto algo mandona. Hace poco hemos sabido que sus exigencias durante sus giras rozan la impertinencia. Al parecer, la mujer del cómico británico Russell Brand, entre otras cosas, no quiere hablar con los chóferes, ni que le pidan fotos o autógrafos y menos aún que la miren a los ojos ni siquiera por el retrovisor.
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